HISTORIA DE LA TUNA
Podríamos considerar los orígenes de lo que
hoy conocemos como tuna, entre los
siglos XIII a primera mitad del XIV, y que podríamos motejar de
"Picaresca", con los continuadores de la tradición goliarda: en la edad media era un tipo de clérigo itinerante que aprovechaba la tradición de hospedaje de los monasterios para vivir sin trabajar destacándose por su predilección por la música, la bebida y la comida. Otro origen, no excluyente, sería el de los estudiantes pobres que vivían de la sopa boba. Estos sopistas se valdrían de sus habilidades musicales para cubrir sus estudios y necesidades. Sea cual fuere el origen, dejarían con el tiempo una huella que se refleja ya en el siglo de oro como estereotipo del estudiante de carácter alegre y pícaro que podemos encontrar, por ejemplo, en el entremés cervantino de La cueva de Salamanca.
La Tuna no existe como colectivo individualizado y
perfectamente identificable por el común de las gentes, apareciendo tan sólo
como costumbre de un determinado grupo profesional, el estudiantil.
En sus orígenes la Tuna no
existe como institución; sólo acaece la costumbre de correr la tuna, trasunto
de la vida que normalmente hacían los estudiantes humildes, acomodada a un
periodo determinado de tiempo, generalmente las vacaciones, no siendo obstáculo
para este concepto el que, a estas
comparsas de tunos muchas veces se unieran escolares hijos de familias ricas
que preferían esta vida alegre, pícara y de sobresalto continuo
La tuna es una antigua tradición que surgió en España, y posteriormente gracias a su carácter viajero, se extendió a diversas partes de Europa, como Portugal y Holanda, y en América Latina, en países como México, Colombia, Perú, Chile, etc., llegó a finales del siglo XIX a través de tunos españoles, concretamente madrileños.
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